
Teodoro Escaño
Psicólogo, pensador y creador de la Teoría de la Interferencia
​
Nací en Salcedo, el 7 de diciembre de 1966.
Desde siempre me ha movido una pregunta que parece sencilla pero que lo cambia todo:
¿de dónde vienen realmente nuestros pensamientos?
En el año 2000, cuando apenas comenzaba el nuevo siglo, presenté en el Hospital Psiquiátrico Padre Billini de Santo Domingo la primera edición de lo que sería mi obra central: la Teoría de la Interferencia. No fue un libro, fue una declaración de ruptura. Una invitación a mirar la mente humana no como un territorio privado, sino como un espacio donde pueden entrar fuerzas que no siempre reconocemos como ajenas… pero que operan como infiltrados del pensamiento.
A partir de esas primeras investigaciones desarrollé Fupsión, una tecnología que aplica el principio de contigüidad de Aristóteles para provocar cambios conductuales durante el sueño, sustituyendo pensamientos automáticos disfuncionales por otros coherentes con el propósito vital de la persona.
Ese fue mi primer laboratorio: un lugar donde pude ver que el pensamiento podía ser reprogramado… y también manipulado.
Para enfrentar esa manipulación creé la Dialéctica Inversa, un método de investigación que no busca acumular datos, sino hacer colapsar las ideas falsas al confrontarlas con su propia contradicción. Y de ahí nació también la Psicologística, una escuela de discernimiento que entrena a la mente para vigilar el origen y la coherencia de sus propios pensamientos.
Hoy, toda mi labor gira en torno a un propósito:
restaurar la soberanía del pensamiento humano.
Porque creo que muchas de las batallas que libramos afuera comenzaron en el silencio de nuestra mente… cuando dejamos de notar qué voz estamos escuchando.
Además de investigador, he sido orientador, comunicador y ambientalista. A través de mi plataforma Tierra de Lobos exploro cómo estas fuerzas invisibles también influyen en nuestras decisiones sociales, en nuestra relación con la naturaleza y en la forma en que nos tratamos unos a otros.
Mi trabajo no busca respuestas definitivas, sino abrir caminos.
Caminos para que cada uno de nosotros pueda recuperar lo más íntimo que posee:
su pensamiento propio… y con él, su propósito.